Viajar es siempre un placer dificil de comparar e igualar, el saber que se conocerá un nuevo lugar es como revivir la fascinación que provocaba en la niñez el saber se recibiría un regalo, rodeado de emoción, intriga, alegria y afán por descubrirlo. Durante dos semanas previas al viaje, así estuvimos Faby y yo esperando a que llegara el momento de volar hacia nuestro destino, esperando poder, por primera ocasión, observar el Oceano Índico. Un oceano que abarca desde el mar rojo y el Golfo Pérsico, desde el Cabo Agulhas en la parte más meridional de Africa hasta Australia, cubriendo una extensión aproximada de 73,556,000 kilometros cuadrados. Dotado de una cantidad enorme de islas como Madagascar, la cuarta isla más grande del mundo, las islas Comoras, Seychelles, las islas Maldivas, Mauricio, Zanzibar y con Indonesia en su parte oriental, decidimos entonces aventurarnos a conocerlo disfrutrando de sus calidas aguas en una de estas tantas exóticas islas. Aprovechando que recientemente la linea aerea de Zambia, Zambian Airways, introdujo un viaje muy económico 3 veces por semana a Dar es Salaam, Capital de Tanzania, decidimos vistar Zanzibar, que se encuentra a tan solo 25 a 50km al este de Tanzania. Así pues, el Viernes 29 de Junio volamos hacia Dar es Salaam y a las 15.30 horas nos encontrábamos ya en el aeropuerto internacional de Tanzania, Julius Nyerere, nombre dado en honor al primer presidente de la Republica de Tanganyka. (El nombre de Tanzania fue dado posteriormente cuando se unió TANganyka y ZANzibar en una sola República ). Saliendo del aeropuerto, y despues de una cola y un servicio pésimo en inmigración, cambiamos unos dolares a shillings, abordamos un taxi y nos dirijimos hacia nuestro hotel (Meridian Hotel) que se encontraba a tan solo 5 minutos caminando del ferry que nos llevaría al día siguiente hacia nuestro destino final, Zanzibar!. El resto de ese dia, lo pasamos caminando en el centro de Dar es Salaam, una ciudad caótica y ruidosa que me recordó un poco a Lusaka, por su falta de organización y sus calles pequeñas y congestionadas, todo reflejando también la gran pobreza que existe y las grandes diferencias sociales al encontrar también edificios muy modernos en medio de toda esa rara composición. En realidad, caminamos muy poco y sólo estuvimo ahi por menos de medio día, lo cual no permite emitir un juicio justo, sin embargo, las primeras impresiones siempre son difíciles de borrar. Lo único interesante de mencionar, sería la deliciosa cena que tuvimos en un restaurante chino cercano, que nos cautivó con una sopa de pollo agria, un pollo a la masala con naan de ajo, y todo acompañado de una Kilimanjaro fria, la cerveza local, de hecho, la sopa estaba tan picosa y caliente que la boca me quedo escaldada por casi dos dias, pero en verdad valio la pena por una sopa condimentada al punto exacto que le dió un sabor totalmente diferente al de muchas otras.
Friday, June 29, 2007
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